Los diseños modulares han ganado popularidad en los últimos años quizá debido a la falta de espacio de algunas viviendas y a la necesidad de ahorrar metros cuadrados y flexibilizar las posibilidades de los distintos espacios.
Uno que me ha llamado poderosamente la atención se llama Oneself y es un baño fuera de lo común principalmente porque nadie podría distinguirlo cuando no está siendo utilizado.
Ideal para aquéllas personas que viven en un mono ambiente, básicamente se trata de una pared dividida en cuadrículas que cambia de forma cuando está en uso. Porque como aquéllos viejos trucos de los magos, cuando el usuario necesita usar el baño sólo debe tocar el módulo para que el lavabo, la ducha, el váter o el armario salgan a la luz.
En el caso del lavabo, funciona a manera de cajón por lo que sólo hay que deslizarlo y aparecerá. Si se trata del váter y la ducha, es necesario abrir el módulo como si se tratase de una puerta y lo mismo ocurre con el armario.
Pirateado de Domokyo
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